M.M, una mujer española, de 34 años obtuvo su permiso de conducir; condujo apenas unos pocos días antes de salir de viaje hacia Bulgaria donde trabajaría dos años enteros. Allí disponía de un ch&iocutefer por lo que no volvi&iocute a conducir hasta regresar a Mallorca. A las dos semanas de llegar fue atropellada por un conductor temerario, el accidente le provoc&iocute lesiones severas que la mantuvieron hospitalizada durante casi un año entero, y le impidieron caminar durante casi dos años, tiempo en el que la ansiedad y la angustia se cebaron con ella; a pesar de todo ella no sentía temor alguno por los coches, ya que practicamente no salía de su casa por la dificultad para moverse, cuando recuper&iocute la movilidad de las piernas se dio cuenta de que todos sus accesos y crisi de ansiedad anteriores habían tenido lugar siempre en momentos en los que recordaba o imaginaba cualquier situcia&iocuten relacionada con los coches.

En ese preciso momento identific&iocute su fobia, sentía un auténtico pavor al encontrarse cerca de un coche, aunque durante mucho tiempo no fue consciente de ello, y la idea de conducir le parecía sencillamente imposible. Unos meses de dura y necesaria exposici&iocuten a los coches hicieron que recuperara la capacidad para manejarse con soltura por cualquier calle, pero el temor a conducir se hizo cada vez mayor, tanto que durante más de ocho años no volvi&iocute a sentarse al volante de un coche.

Hace algunas semanas recibi&iocute un tratamiento intensivo de tres horas en el que se obtuvo la informaci&iocuten de su vida relativa al miedo, y se le indujo un estado hipn&iocutetico en el que el miedo dej&iocute de tener importancia y qued&iocute en un plano completamente racional y moderado. al concluir la hipnosis M.M y el terapeuta fueron a conducir durante un rato en una zona sin mucho tráfico. el tratamiento fue un exito rotundo.